3. Planificar para Meditar

Meditación

Planificar para Meditar

Todos hemos en algún momento procurado crear un nuevo hábito, y hemos fallado en el intento. No por esto nos restaremos de intentar nuevamente, ¿verdad? Lo simpático del Universo es que nos da infinitas oportunidades… no pasa nada con fallar. Es lo mismo con el meditar.

La clave para lograr un nuevo hábito es continuidad, día tras día, hasta que la práctica se hace parte de tu vida. Para ello, en este artículo menciono las principales variables a considerar para maximizar nuestras probabilidades de lograrlo a través de una buena planificación.

Planificamos para traer certezas a la práctica, y minimizar las razones por las cuales podríamos decidir no practicar.

Eligiendo un Programa de Meditación

Si bien no es estrictamente necesario utilizar un marco de trabajo determinado o comenzar a meditar guiándote por un programa de meditación, considero que es una excelente idea partir de esta forma, ya que un programa entrega ciertas certezas: el saber qué hacer exactamente durante la sesión y conocer el contexto de la siguiente práctica dentro de un programa con inicio y fin minimizan las justificaciones y dan la sensación de ir temporalmente avanzando.

Puedes incluso plantearte el programa como un desafío personal, lograble y motivante. En mi caso, he logrado sostenerme en programas de meditación planteándome que si dejo de hacer la práctica por un día debo partir el programa desde cero.

Considerando que existen innumerables programas de introducción a la meditación, es más importante que más allá del tipo que elijas, recomiendo que sea sencillo de seguir y no muy demandante en la forma (duración de cada práctica y duración del programa). Últimamente recuerda que cualquier forma o intento de meditación es mejor que no intentar.

Como parte de este curso propongo un programa de 42 días para comenzar a meditar. Este plazo puede parecer largo, pero creo que es importante tomar consciencia desde un inicio que un nuevo hábito toma tiempo para ser creado y que profundizar en una práctica puede tomar considerablemente más tiempo, de forma tal de proponerse el objetivo de meditar sin falsas expectativas y tomando conciencia de la constancia y paciencia que serán requeridas en el camino.

Cuándo, Dónde y por Cuánto Tiempo Meditar

De nada sirve un programa de meditación que se hace difícil de seguir, o que de alguna forma no resuene con tu actual estilo de vida. El programa perfecto será aquél que puedas llevar a cabo.

Considera para lo anterior que, si no puedes sostener un programa determinado por más de una semana, o si se convierte en un peso muy grande, es mejor bajar la intensidad, lograr mayor consistencia en la práctica, y luego pensar en subir la intensidad (si fuese necesario). Recordemos que siempre podemos dar un paso atrás, partir de un peldaño anterior, y que, aunque lo parezca en forma, ese peldaño anterior nunca será igual al primero; siempre hay un avance.

Para fomentar el hábito meditativo te recomiendo planificar una duración determinada (por ejemplo, usando un temporizador) que no signifique un desafío (para no alimentar la justificación de no hacer la práctica), por ejemplo, practicando 5 minutos al día, expandibles a 10 o 15 si la práctica misma lo va pidiendo.

Asimismo, es recomendable dentro de lo posible, determinar un lugar tranquilo y privado para llevar la práctica, pero en caso de no poder procurarlo puedes considerar realizarla justo al despertar o justo antes de dormir en la cama misma (de nuevo, minimizando las posibles justificaciones para no realizar la práctica).

Recuerda que el objetivo al inicio es encontrarle el “lugar” a la meditación en tu vida.

Cómo Recordarse de Meditar

Como recordatorio puedes planificar alarmas en horarios específicos donde creas que estarás tranquilo para meditar, si uno no basta, prueba con dos o más, hasta que encuentros él o los horarios que mejor funcionen.

El traer certezas le quita peso a la decisión de cuándo y dónde meditar.

Puedes considerar estos momentos como tus santuarios personales, los cuales pueden ser tan sencillos o sofisticados como gustes, en la medida de que no se convierta en una nueva limitante; que sea conveniente, una incorporación marginal, sin esfuerzo a tu actual rutina o estilo de vida.

Para recordarte y medir tu avance puedes utilizar una aplicación de generación de hábitos o simplemente ir marcando en un calendario los días que has meditado, así como también llevar un diario de reflexiones.

Confía en que, mediante tu esfuerzo aplicado, eventualmente la meditación puede hacerse parte de tu vida, fundirse en tu experiencia, y será ella misma quien te llame a meditar, a reconectar con una experiencia distinta a lo que conocías.

Este artículo es el tercero del curso “Introducción a la Meditación“.

Continúa leyendo: 4. Sosteniendo el Intento de Meditar.