4. Sosteniendo el Intento de Meditar

Meditación

Sosteniendo el Intento de Meditar

Independiente de tu sensación de avance, lo importante es sostenerse en el intento de meditar.

Si bien el progreso puede ser notorio en algunos tramos del trayecto, existirán otros tramos donde sentirás que no avanzas ¡o incluso que retrocedes! Está bien, es así, y es mejor que lo sepas de entrada para que cuando te suceda no te desanimes.

De hecho, creo que los mayores beneficios se encuentran justamente en estos periodos más bajos porque entrenamos nuestra voluntad a pesar de tener todo, aparentemente, en contra. Es en estos períodos donde al practicar la voluntad y rendirse a lo que es, que he encontrado los beneficios más inesperados y valiosos.

Asimismo, si no has logrado mantenerte en un programa o has decaído en la práctica, no dejes que tu crítico interno se haga cargo. Puedes decirte a ti mismo: “me escucho criticándome, destacando mi flojera o falta de voluntad, y a la vez me acepto en el intento, me permito caerme, equivocarme como parte del aprendizaje, y también me permito levantarme y volver a intentar, sin drama y con cariño”.

Revisa qué pudo andar mal y simplemente inténtalo nuevamente.

Nada más que tú mismo se interpone en tu camino.

Procura Apoyo

Una buena alternativa para sentirte apoyado en el proceso es invitando a una amistad a llevar a cabo un programa de meditación juntos, o unirte a un grupo, o procurar un instructor, o todo lo anterior.

No solo te beneficiarás de la experiencia de meditar en grupo o con meditadores más avanzados, sino que tendrás el incentivo de saber que el esfuerzo es grupal, que tu esfuerzo sostiene a otros y que los otros también te sostienen.

Celébrate

No olvides celebrarte en el intento. Solo tratar ya es bastante. Pero considera también que los primeros beneficios pueden ya estar manifestándose, y que cambios más significativos podrían estar muy cerca (cuidando de no darle tanto poder a las expectativas).

Qué bello es reconocerse manteniendo la calma en una situación que normalmente nos descoloca (como una reunión de trabajo o una visita de parientes), o el encontrarnos espontáneamente con el deseo de meditar (y hacerlo), o el reconocerse en un estado de calma y contentamiento al estar solo, haciendo nada.

Que los pequeños logros te sirvan de inspiración. Lo que sea que percibas como avance después de embarcarte en la meditación, tómate un momento para rescatarlo, ¡y celébrate! Cada avance, por pequeño que sea, te permitirá atreverte a seguir avanzando.

Mi Experiencia Comenzando a Meditar

Personalmente estuve varios años procurando generar una práctica diaria meditativa, probando diferentes técnicas, sin lograr continuidad.

Para mí la continuidad vino alimentada por la curiosidad. Me planteé lo siguiente: si bien reconozco los beneficios de la meditación en el corto plazo, e incluso después de sostenerla durante algún tiempo, ¿qué pasará si medito por más de un mes? ¿por más de 6 meses?

Sentí que no quería perderme del conocer la respuesta a estas preguntas.

Alrededor del tercer mes me di cuenta de que no necesitaba ya obligarme a meditar, sino más bien era la meditación que me buscaba a mí, la experiencia se había hecho parte de mi vida y me pedía ser explorada, profundizada.

El desafío de cualquier persona con una vida normal (con trabajo, familia, relaciones, demandas de la vida en general) es simplemente el de construir un espacio, una forma, o un bloque de tiempo, para llevar a cabo una práctica meditativa periódica, ¡del tipo que sea!, pero que pueda ser sostenida en el tiempo.

Recuerda: “la peor práctica es aquella que no se realiza”.

Este artículo es el cuarto del curso “Introducción a la Meditación“.

Continúa leyendo: 5. Los Componentes Físicos en la Meditación.