5. Los Componentes Físicos en la Meditación

Meditación

Los Componentes Físicos en la Meditación

En este artículo presento algunos elementos básicos a considerar para procurar una práctica de meditación lo más cómoda posible, de forma tal de profundizar en las sensaciones más sutiles que van surgiendo mediante la práctica meditativa.

La Postura y la Respiración

Encontrar una postura cómoda que permita llevar una práctica sin distracciones corporales es fundamental. De hecho, creo que encontrar la postura es la principal razón por la cual se puede construir continuidad del hábito.

Para ello, recomiendo utilizar un banquillo de meditación de forma de encontrar una posición óptima, y después de un tiempo replicar esta sensación en otras superficies.

Alternativamente puedes partir utilizando una silla cómoda con respaldo erguido. Para mantener la columna en línea recta puedes inclinar la cabeza levemente hacia adelante, como mirando al piso a dos o tres metros de distancia.

Otro dato importante es que, en una postura sin respaldo, el coxis se encuentre elevado por sobre las rodillas, lo que naturalmente permite sostener mejor la postura erguida, usando un zafu (cojín de meditación) o un par de cojines no muy blandos.

En términos generales puedes considerar que el objetivo inicial en este ámbito será el de olvidarse de que el cuerpo existe, es decir, que no surjan molestias que te distraigan de la meditación.

A su vez, debes procurar un estado de vigilia o atención activa (razón por la cual se practica erguido), como también, un profundo estado de relajación (razón por la cual relajamos el cuerpo y la respiración), donde todos los músculos que no están participando activamente de la postura deben ser instruidos a descansar. Esto se puede considerar como sostener activamente la relajación.

La respiración acompaña haciéndose cada vez más pausada, relajada y profunda, sin forzarla y permitiendo que el abdomen se infle relajadamente con cada inhalación, es decir, se realiza una respiración abdominal. Recomiendo también realizar la práctica con los ojos cerrados.

Consideraciones para Prácticas de Mayor Duración

Para una práctica que requiera sostener una postura por más de 30 minutos se requerirá entrenar al cuerpo poco a poco, mejorando la alineación de la espalda e ir incorporando pequeños ajustes que el cuerpo debe asimilar con el tiempo.

En general, se procura profundizar la relajación de los músculos no involucrados en la postura, realizar ajustes en la cadera, en el cuello, hombros y brazos, en los ángulos de inclinación de la espalda, y evaluar distintas posiciones de las manos. También es de utilidad considerar si tal vez existe mucho movimiento durante la práctica, o si por el contrario te encuentras sosteniendo la postura con excesiva rigidez.

En el caso de molestias o dolores que surgen desde el minuto 20 o después de más tiempo, deberás buscar su causa considerando que ésta viene generándose posiblemente desde el comienzo de la meditación.

Ante el adormecimiento de las piernas, que pueda llegar a molestar o doler, considerar que después de un tiempo se genera un acostumbramiento, aunque de todas formas se recomienda encontrar la postura que te permita sostenerte el mayor tiempo posible sin dolor.

También puedes realizar yoga u otra actividad similar para fortalecer la musculatura y mejorar la flexibilidad.

El Ambiente

Que el no tener un ambiente perfecto o cualquiera de los accesorios acá mencionados no se convierta en una razón para no comenzar a practicar; los accesorios son, tal como dice la palabra, “accesorios”, no fundamentales.

Dicho lo anterior, y si puedes procurarlo sin que se convierta en un factor limitante, un ambiente sereno y libre de interrupciones es ideal para partir practicando. Personalmente por mucho tiempo me veía esperando el momento perfecto… cuando no hubiera nadie más en la casa, por ejemplo, y todo cambió cuando simplemente empecé a avisar: “voy a meditar”, es decir, cuando empecé a crear el espacio.

Luego, estando en espacios comunes, simplemente me empecé a sentar a meditar, independiente de lo que otros pudieran pensar. Puedes intentarlo y utilizar la práctica para meditar en “cómo me afecta lo que otros piensen de mí”, e ir conquistando así más espacios de meditación.

Si te facilita para entrar en el humor o hace que sea más fácil sostener la atención, puedes apoyarte con algún método de “anclaje”, como encender incienso, poner alguna música relajante, o programar un sonido agradable que suene cada cierto tiempo (te recomiendo el sitio meditationtimer.online para esto último). Se denomina anclaje porque es un elemento que una vez te das cuenta que has perdido la atención, el aroma, sonido, o lo que sea, puede ayudarte a recordar que estás meditando y poder retomar la práctica.

Este artículo es el quinto del curso “Introducción a la Meditación“.

Continúa leyendo: 6. El Momento Crucial: Practicar o No Practicar.