La Voluntad como Pilar de Crecimiento

La voluntad

Recordé que éste era el momento de escribir este artículo, y al tomar mi celular, noté que tenía ganas de abrir mi Instagram. ¿Fue mi voluntad la que hizo que me pusiera a escribir, o fue solo una reacción a un designio prefabricado?

Así también, al leer estas líneas puedes preguntarte: ¿qué en mí decidió leer? ¿Me mantengo leyendo por mi voluntad o porque mecánicamente algo en mi quiere completar la tarea, ganar un nuevo conocimiento, o simplemente me estoy entreteniendo, escapando de mi aburrimiento? Tal vez ocurre un poco de todo.

Pero la concepción de voluntad a la cual me deseo referir no tiene que ver con nuestras motivaciones a obligarnos a hacer o no hacer algo.  El ángulo que busco presentar tiene más que ver con sostener la atención en la tarea, independiente de las fuerzas mecánicas que están en juego.

Sostener la Atención

Durante la lectura del anterior párrafo, ¿dónde estaba tu atención? ¿Lograste seguir el flujo de las ideas? Mientras continúas la lectura procura notar cómo, al igual que durante una meditación, la atención se va con un pensamiento, un ruido o sensación. Aquello que permite recuperar la atención es la voluntad.

Cuando notas esta tendencia, presente en todos nosotros, cabe preguntarse… ¿Quién está al mando? Puede ser difícil al inicio reconocer que no tenemos una respuesta a esta pregunta, que hemos vivido gran parte (si no toda) nuestra vida dormidos. No pasa nada, es natural, como también es una posibilidad el despertar.

De hecho, no podemos despertar si no nos damos cuenta de que estamos dormidos.

La Utilidad de la Voluntad

Existen ciertos momentos o hitos críticos donde la voluntad es fundamental. Me refiero a esos escasos momentos donde, a partir del estudio de uno mismo, podemos notar, aunque sea por un momento, que la atención está tomada por alguna emoción negativa.

Pongamos por ejemplo el orgullo. Recuerda lo más vívidamente posible algún momento en el que, enfrascado en algún tipo de discusión, hayas internamente reconocido tu error, pero hayas seguido protegiendo o justificando tu postura ante la otra persona. ¿Sientes la vergüenza de ser descubierto, el rubor, el corazón acelerándose, la ira contra tu contendiente u otra persona a quien puedas culpar?

Este tipo de situación muchas veces termina en una imposibilidad de ponerse de acuerdo, generando un daño a la relación, incluso aparentemente irreparable. Pero también existe otra posibilidad, donde al reconocer un estado interno alterado, al pillarse en la mentira, podamos decidir otro camino.

Solo mediante la intención de estar observándose, mediante esta voluntad, es posible llegar a reconocerse en el momento preciso, abriéndose una alternativa distinta: reconocer la falta, recuperar la atención y la energía involucrada en la emoción negativa, y enmendar la situación, lo cual también exige coraje.

Necesitamos de la voluntad para sostener la atención y elegir conscientemente una alternativa a nuestras respuestas mecánicas.

El Origen de la Voluntad

¿Es este movimiento anti-natura, anti-mecánico, la voluntad de uno mismo? ¿No va esa voluntad en contra de lo que mis egos quieren? ¿No preferiría mi ego tener la razón? ¿O por lo menos que el otro piense que la tengo?  

La voluntad es chispa de crecimiento. Al hacer que el actuar pueda ser distinto, consciente, en contra de las voluntades personales, estamos realmente ejerciendo voluntad.

Permite escapar, por un momento de la realidad de la personalidad, para comulgar con otro tipo de energía que nos alimenta reafirmando el camino. A pesar del dolor que nos pueda causar darnos cuenta y reconocer nuestro errar, en ese movimiento también se nos comparte una sensación de realización, simplemente porque estamos reconociendo y honrando lo que es real, sin importar lo que algún ego pueda pensar o sentir al respecto.

El Padre Nuestro reza: “Hágase Su Voluntad”, lo que puede ser interpretado como una súplica para que esta fuerza, normalmente pasiva, se haga presente y podamos sobreponernos a las voluntades de nuestros egos, a nuestras voluntades personales.

Energéticamente hablando esta plegaria busca supeditar nuestra voluntad personal, localizada en el plexo solar, a la del corazón, desde donde podemos conectar con una energía de interconexión y compasión. De hecho, el chakra de la corona, que nos conecta con energías más sutiles, y el de corazón, son considerados en sanación pránica como chakras gemelos.

Creo que mediante este correlato energético se puede percibir un atisbo de la relación entre el someterse a esta voluntad no personal y la naturaleza del Amor.